Neuroeducación+aprendizaje

Técnicas de estudio con cerebro- Emoción + cognición 

La ciencia avanza y sus descubrimientos saltan a nuestras vidas en forma de mejoras en medicina o simplemente con un nuevo móvil u ordenador, y todo el mundo da por hecho que los últimos avances de la ciencia se van a aplicar de forma directa a su vida diaria para solventar problemas comunes. De hecho, los avances hacen que haya mejorado nuestra calidad de vida y que todos, o casi todos, usemos microondas, móviles con conexión a internet permanente, y un sinfín de nuevos avances en nuestro día a día.

Hagamos una reflexión 

¿Han modificado en algo esos mismos avances la forma de educar a nuestros propios hijos o la forma de enseñar dentro del aula?

Permítanme que para aclarar mis palabras use la sanidad como ejemplo.

Si cualquiera de nosotros se pone enfermo y tiene unos síntomas, simplemente va al médico, y a nadie se le ocurre, si unos síntomas persisten en el tiempo, sólo hablar de la fiebre, del dolor o los vómitos, sin hacer nada más. Cualquiera sabe que esos síntomas son indicativos de una enfermedad, y que es el especialista el que debe poner un nombre, es decir, hacer un diagnóstico. En ese caso el médico hará pruebas para saber de dónde vienen esa fiebre o ese dolor, y en caso necesario nos enviarán al especialista hasta que tengamos un diagnóstico. Y por supuesto damos por sentado que saldremos de la consulta con un tratamiento y probablemente con unas pautas de actuación en casa, por ejemplo hacer deporte o dejar la sal. Y claro está, el médico debe estar al tanto de los avances en ciencia, porque ya no queremos una tremenda cicatriz como consecuencia de la operación de nuestra apendicitis, queremos una laparoscopia y aunque no sepamos cómo se llama una técnica en concreto, sí  sabemos que hay una nueva máquina que hace la intervención sin que apenas quede rastro. 

Sin embargo,  esos  mismos avances no  parecen estar modificando la  forma de educar a nuestros propios hijos o de enseñar  a nuestros alumnos, ya que estamos mas centrados en el  problema que en buscar soluciones para  el síntoma, es decir, para los problemas de aprendizaje.

Todo ello, a pesar de que estamos en el siglo del cerebro y ahora los avances tecnológicos nos permiten saber más sobre los procesos que ocurren al aprender. De hecho, son muy pocos los estudiantes los que  saben, por ejemplo cuál es tu estilo de aprendizaje o su tipo de inteligencia, cuál es la capacidad de la memoria a corto plazo o cómo sacar ventajas de la integración inter-hemisférica.

Por fortuna, en los últimos años un nuevo modelo basado en el conocimiento del cerebro, la Neuroeducación, se está abriendo camino de forma generalizada, ofreciendo un sinfín de posibilidades para mejorar tanto los procesos de enseñanza como los de aprendizaje.

Tiene como pilar básico que para educar y aprender es necesario, antes de nada, conocer cómo funciona el cerebro, para posteriormente, poder adaptar mejor todos los procesos involucrados, parte de la idea de que al igual que en el resto de profesiones, debemos conocer la herramienta que nos ayuda a trabajar, y en nuestro caso es imprescindible tener en cuenta el papel del cerebro en todo el proceso.


Porque el cerebro humano ha evolucionado para educar y ser educado; y ser capaces de explicar y comprender los procesos cerebrales que están en la base del aprendizaje: la memoria, las emociones, los sentimientos… puede modificar las estrategias pedagógicas para adecuarlas a las características de las personas y sus necesidades específicas, consiguiendo así que nuestros métodos de enseñanza se adapten a las etapas del desarrollo evolutivo y a las diferencias individuales, analizando el papel del cerebro en cada caso.

Lo más relevante desde el punto de vista de la neurociencia es la oportunidad que este conocimiento nos aporta sobre lo que debemos aprender y cómo aprenderlo, teniendo en cuenta la neuropsicología del cerebro en desarrollo, y las particularidades del sistema nervioso y del cerebro para adaptar nuestros de enseñanza y aprendizaje a las necesidades específicas de cada persona.

Y eso es precisamente lo que hacemos en el proyecto “conocer nuestro cerebro para aprender mejor" teniendo en cuenta que todos somos diferentes. 

Desiree y Noelia


Partiendo de los numerosos avances en el conocimiento del cerebro que ha habido en la última década, nos proponemos enseñar a nuestros alumnos a conocer su propio cerebro para aprender mejor.  La ciencia que nos ayuda a hacerlo es la Neuroeducación.

Por otra parte nuestra propuesta se sustenta en un proyecto global basado en la Neuroeducación basado en la necesaria colaboración de todos los elementos que intervienen en el aprendizaje: profesorado, padres y el propio alumnado, todo ello con el apoyo de la universidad de Córdoba y de la editorial Anaya.



¿Cómo lo vamos a hacer?

Enseñando y aprendiendo todos a una: profesorado y alumnado (tutores y tutorados)

Tutoría entre iguales 

¿Qué vamos a hacer?

Enseñar a nuestros tutorados a aprender

¿Cómo lo vamos a hacer?

Vamos a ayudar a los menos aventajados y  además, vamos a compartir en nuestro blog lo que nosotros estamos aprendiendo juntos

Para conseguir aprender a aprender y partiendo de la frase de Einstein “No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela”, nos planteamos que sean nuestro propios alumnos los que enseñen y guíen a los más pequeños es su procesos de aprendizaje.

La realidad es que no sabemos si Einstein dijo la frase o no, pero lo que sí queda claro es que la ciencia, en concreto al neurociencia, puede ayudarnos a entender muchas cuestiones en relación al cómo y por qué aprendemos. Y en nuestro caso nos ha ayudado e entender dos cuestiones fundamentales al aprender: 

1.      Cuando más se aprende es al enseñar a otros

2.      Colaborando mejoramos no solo las habilidades cognitivas, sino también sociales y así lo ven también nuestros alumnos


“Hemos decidido dibujar niños unidos con un círculo para simbolizar que nos ayudamos unos a otros y el cerebro en el centro porque el aprendizaje debe estar disponible para todo el mundo y echar una mano a todos. Nuestro eslogan es “echemos una mano el futuro” porque con este proyecto pienso que podemos ayudar a los más pequeños y aprender todos un poquito más para poder construir un mundo mejor”: Natalia Cano y José Antonio Malagón.


De  forma colaborativa, los alumnos mas aventajados serán tutores de aquellos que lo necesiten, para que todo el alumnado de 1º ESO,  también lo niños con mayor dificultad, pueda aplicar  las técnicas con eficacia. 

Además, compartimos con otros el aprendizaje que llevamos a cabo en el aula desde la neurociencia, y con la intención de mejorar tanto los proceso de enseñanza, como de aprendizaje, ya que todos aprendemos, desde el profesorado involucrado en el proyecto, hasta el alumnado de 1º de la ESO, que  tal como decía Einstein,  debe aprender a transmitir de forma simple y clara lo que han aprendido ayudando a otros a aprender (aprendizaje servicio).

Técnicas de estudio con cerebro

¿Qué vamos a hacer?

Enseñar a mejorar nuestras técnicas de estudio

¿Cómo lo vamos a hacer?

Vamos a conocer nuestro propio cerebro para aplicar en nuestro estudio aquellas técnicas que más y mejor nos ayuden a aprender


Al enseñar y aprender, todos los factores interactúan. Lo haremos de la mano del cerebro

La educación del siglo XXI debe ser capaz de favorecer el desarrollo global de la persona, prestando una atención especial a las variables físicas y emocionales como base para mejorar, no sólo nuestra percepción, atención y memoria, sino también los procesos de orden superior como el lenguaje, el pensamiento o la creatividad, generando mecanismos de adaptación a una vida en continuo cambio.

En nuestro caso la Neuroeducación nos da la base para acercarnos al aprendizaje, desde la interacción conjunta de todas las variables que intervienen en el proceso.  Empezando por tener en cuenta los procesos más básicos que nos garantizan la supervivencia como especie, como son el instinto de pertenencia al grupo, la curiosidad, o la defensa ante una amenaza, y prestando especial atención al papel de las emociones en el aprendizaje, proponiendo actividades desafiantes y motivadoras. Por último, y no por ello menos importante, incluimos los procesos cognitivos, básicos y superiores, sin olvidar las funciones ejecutivas.

Ø  Tener en cuenta los aspectos más instintivos nos garantizan entre otros la necesidad de pertenencia al grupo. Por ello es tan importante incluir en el aula el trabajo colaborativo que favorezca un clima apropiado de aprendizaje.

Ø  Pero no podemos olvidar el papel de las emociones en el aprendizaje. Barbara Fredikson (2001) señala las ventajas de contar con las emociones como aliadas en todo el proceso de aprendizaje. En nuestro caso incluimos todas las inteligencias en el aula, siempre partiendo de la inteligencia intrapersonal, y por supuesto de la autogestión de las emociones positivas y el conocimiento propio como base del desarrollo de todas las habilidades.

Ø  La neocorteza se encarga de la mayoría de las funciones cognoscitivas.

En nuestras aulas integramos todos los procesos cognitivos, desde tener en cuenta el estilo de aprendizaje de nuestros alumnos, hasta el control de la atención, pasando por el trabajo explícito de la memoria, incluyendo, además, el desarrollo de la creatividad. Potenciaremos, por último, el trabajo explícito de los procesos de pensamiento desde la teoría del Thinking Based Learning (TBL) de Swartz (2013), el desarrollo de las funciones ejecutivas, así como el desarrollo de hábitos mentales (Costa, 1991).

Los modelos de la escuela del siglo pasado ya no sirven porque la sociedad ha cambiado, y ahora se necesitan nuevas habilidades que garanticen el éxito, tanto dentro del aula, como en la vida real fuera de ella. Por ello, debemos redefinir no sólo los objetivos globales de la educación, sino también los objetivos específicos dentro del aula y, por supuesto, el nuevo rol que el profesorado debe tener en todo el proceso.

¿Qué vamos a aprender?

Incluimos aquí todos los procesos cognitivos, tanto básicos (percepción, sensación, atención y memoria, como superiores (inteligencia, pensamiento, lenguaje y creatividad), así como las funciones ejecutivas, especialmente la metacognición.


Emociones con cerebro

¿Qué vamos a hacer?

Aprender a reconocer y gestionar las emociones

¿Cómo lo vamos a hacer?

 Incluyendo las emociones  en nuestro aprendizaje para aprender a gestionarlas

 

Las emociones juegan un papel muy importante en nuestros estudios y nuestro aprendizaje, en todas las etapas de la vida -la escolar, la universitaria y la del aprendizaje permanente a que hoy nos obligan las responsabilidades profesionales y ejecutivas.

Hemos aprendido a reconocer nuestras emociones y también hemos ayudado a nuestros tutorados hacerlo, usando el modelo SEL (Socioemocional Learning) que incluye la conciencia de sí mismo, la conciencia social, la toma de decisiones responsable, la autorregulación y el manejo de relaciones. Como la profesora que trabaja más específicamente este aspecto del proyecto pertenece al Departamento de Filosofía de nuestro centro, es ineludible que contextualice este modelo SEL y otros proyectos orientados al trabajo con nuestro universo afectivo en el horizonte ético de lo que los clásicos han llamado siempre “formación del carácter”, es decir: el conocimiento de las emociones y el aprendizaje de su autorregulación debe dar paso a la formación de hábitos emocionales que se traduzcan en conductas orientadas por valores. De esta manera, las aportaciones de la neurociencia nos ofrecen los instrumentos necesarios, pero no suficientes, para una educación del carácter donde no solo interese preguntar “cómo te sientes”, sino “cómo actúas”. En esta tarea nos es de gran utilidad la obra de José Antonio Marina quien, partiendo de la neurociencia, plantea una nueva pedagogía.

No hay aprendizaje sin emoción.

 Todo aprendizaje implica una experiencia afectiva porque los centros nerviosos y los neurotransmisores que regulan la motivación y la emoción están involucrados en los procesos de aprendizaje.

Muchas veces el alumno nota las emociones que siente antes de tomar una elección, pero la mayoría de las veces no está al tanto de los mensajes emocionales que le llevan a dar una respuesta.

Hay emociones que favorecerán nuestro aprendizaje, y hay otras que lo perjudican o lo obstaculizan. A priori, podríamos decir que estados anímicos como la alegría, el entusiasmo o el coraje nos impulsan con la energía emocional adecuada para llevar adelante con eficiencia cualquier proceso de aprendizaje. Y estados anímicos como la tristeza, el miedo o la cólera perturban, obstaculizan o incluso pueden llegar a invalidar el proceso de aprendizaje.

Las emociones ayudan al aprendizaje si son emociones asociadas a la tarea en cuestión y en intensidad adecuada. Es decir, estar nervioso en la clase de matemática porque hay un paseo al museo en la hora siguiente ¡no funciona! Es clave que regule la intensidad de la emoción para así no bloquear el aprendizaje.

Todos los mensajes son importantes: los verbales y los no verbales

No sólo son importantes los mensajes verbales sino también –y en educación mucho más- los no verbales: gestos, afirmaciones con la cabeza, guiños, miradas, etc. El alumno puede aprender a reconocer sus respuestas emocionales y con eso aprender a tomar decisiones, por ejemplo: puede recordar lo mal que se sintió al elegir una respuesta equivocada, así, al recordar la emoción, se inclinará a no elegir esa respuesta de nuevo.

Desde su reconocimiento hasta su gestión

Es importante conocer el mundo de las emociones, los sentimientos que tanto influyen y modelan la conducta y el aprendizaje.

Es interesante saber cuáles son las emociones adecuadas para tener un óptimo rendimiento académico y cuales no lo son

Inteligencia socioemocional

Las 5 competencias socioemocionales

Las habilidades de este constructo psicológico son cinco.

 

1.- El conocimiento de las propias emociones.

 

AUTOCONCIENCIA

Implica reconocer los propios estados de ánimo. Las competencias emocionales que dependen de la autoconciencia son:

- Conciencia emocional: identificar las propias emociones y los efectos que pueden tener.

- Correcta autovaloración: conocer las propias fortalezas y sus limitaciones.

- Autoconfianza: un fuerte sentido del propio valor y capacidad.

2.- La capacidad de controlar las emociones.

 

AUTORREGULACIÓN

 

Se refiere a manejar los propios estados de ánimo, impulsos y recursos. Las competencias emocionales que dependen de la autorregulación son:

 

- Autocontrol: mantener vigiladas las emociones perturbadoras y los impulsos.

- Confianza: mantener estándares adecuados de honestidad e integridad.

- Conciencia: asumir las responsabilidades del propio estudio

- Adaptabilidad: flexibilidad en el manejo de las situaciones de cambio.

- Innovación: sentirse cómodo con la nueva información, las nuevas ideas y las nuevas situaciones.

 

3.- La capacidad de motivarse uno mismo.

 

MOTIVACIÓN

 

Se refiere a las tendencias emocionales que guían o facilitan el cumplimiento de las metas establecidas.

 

- Impulso de logro: esfuerzo por mejorar o alcanzar unos objetivos adecuados

- Compromiso Y organización.

- Iniciativa: disponibilidad para reaccionar ante las oportunidades.

- Optimismo: persistencia en la persecución de los objetivos, a pesar de los obstáculos y retrocesos que puedan presentarse.


4.- El reconocimiento de las emociones ajenas.


EMPATÍA

 

Implica tener conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de los otros.

 

- Comprensión de los otros: darse cuenta de los sentimientos y perspectivas de los compañeros 

5.- El control de las relaciones.


DESTREZAS SOCIALES/ASERTIVIDAD...

 


Las claves

La clave de la inteligencia emocional está en ser conscientes en cada momento de lo que uno está sintiendo, para que a partir de ahí, empecemos a desarrollar el control inteligente de las emociones. Pero para ello, es preciso un proceso previo de auto-observación, de reconocimiento de las propias emociones, de su intensidad, y de cómo respondemos y actuamos ante ellas después de que aparezcan.

La inteligencia emocional o CE, no se basa en el grado de inteligencia de un niño (CI, coeficiente intelectual), más bien en lo que alguna vez llamamos características de la personalidad o simplemente carácter. Algunos estudios han descubierto que las capacidades sociales y emocionales pueden ser aun más fundamentales para el éxito en la vida que la capacidad intelectual. En pocas palabras, tener un CE elevado puede ser más importante para tener éxito en la vida que tener un CI elevado medido por una prueba estandarizada de inteligencia.

En nuestro caso seguiremos el MODELO SEL (SOCIOEMOCIONAL LEARNING) ya que nos permite enlazar con la parte “cognitiva” de las emociones”.


Aprendizaje para la vida

¿Qué vamos a hacer?

Aprender las habilidades necesarias para la vida

¿Cómo lo vamos a hacer?

Vamos a aprender a ser mas autónomos


 En el actual entorno cambiante, nuestros alumnos necesitan desarrollar habilidades que les permitan gestionar su vida de forma eficaz, por ello es necesario que sean capaces de tomar la iniciativa por sí mismos, sin esperar a que alguien les solucione los problemas, desarrollando estrategias y planes por ellos mismos. Por ello es de vital importancia que sean capaces de adaptarse a las cambiantes demandas del entorno. Para conseguirlo, es importante lograr una buena autogestión personal, así como el desarrollo de unas habilidades sociales apropiadas que les permita trabajar de forma cooperativa. En ambos casos ser capaces de mantener el interés y la atención adecuados en un entorno y edad donde predominan las distracciones implica desarrollar unos mecanismos eficaces de autogestión.

HABILIDADES DEL SIGLO XXI

Las habilidades del siglo xxi son 12 habilidades necesarias en la edad de la información que los estudiantes actuales deben desarrollar a lo largo de su vida académica:

1.    Pensamiento crítico

2.    Creatividad

3.    Colaboración

4.    Comunicación

5.    Cultura de la información

6.    Cultura de los medios de comunicación

7.    Cultura tecnológica

8.    Flexibilidad

9.    Liderazgo

10. Iniciativa

11. Productividad

12. Habilidades sociales.

 

Neuroexperimentos/Neuroconsejos 


La ciencia entra al aula y nos ayuda a conocer nuestro cerebro para aprender mejor. Para ello compartimos test y experimentos que te pueden ayudar a conocerte mejor

 

¿Qué vamos a hacer?

Te vamos a demostrar con experimentos y test como funciona tu cerebro

¿Cómo lo vamos a hacer?

Vamos a hacer pruebas y test en clase.  También los compartiremos con las familias para que juntos podamos reflexionar sobre aquellos aspectos del aprendizaje que necesiten ser mejorados. 


Las pruebas  hechas en el aula no tienen científica. Sólo ayudan a reflexionar

Te vamos a dar consejos para sacar partido de tus capacidades 




Todos somos diferentes, también al aprender, y la neurociencia nos da claves mejorar ayudándonos a conocer nuestro propio cerebro

Para saber  más ....


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